jueves, 24 de septiembre de 2009

El demonio no entiende de hipotecas

El Partido de los Martes regresa a los 80 de la mano de Sam Raimi. El creador de la trilogía Evil dead, que formaban Posesión Infernal, Terroríficamente muertos El Ejército de las Tinieblas, nos lleva hacia las profundidades del gore cutre de la época con Arrástrame al infierno, una película de planteamiento interesante, desarrollo surrealista y final sorprendente.

Una joven auxiliar de banca es maldecida por una gitana chunguísima al denegarle un nuevo aplazamiento en su hipoteca, por lo que la chavala debe librarse de la maldición con la ayuda de secundarios de lujo al tiempo que sobrevive a la vida cotidiana –una cena con los futuros suegros, por ejemplo- sufriendo los ‘ataques’ de la lamia, el demonio que la putea de forma indescriptible.

El toque de Raimi -del bueno, el de Evil dead y no el de esa mariconada llamada Spiderman 3- se hace notar y hay momentos en los que parece que va a salir de algún lado Bruce Campbell con su motosierra en la mano y todo. Más que a base de casquería Raimi llama la atención con escenas tan hilarantes como desagradables, obligando a la pobre protagonista a bañarse en fluidos corporales nada divertidos... y es que la tía, aparte del mal de ojo, es torpe de cojones...todo en un tono nada serio, de cachondeo por cachondeo, como debe ser. Ya se echaba de menos en una peli de este estilo...

Arrástrame al infierno es también una película de detalles en segundo plano que nos han hecho reparar en una máquina de agua en el salón de la protagonista; algo tan absurdo que hemos tenido que destacarlo. Además tiene momentos muy Scary movie -pero con arte- como la paliza que el lamia le da a la piba en su cuarto (tras la cual ella se levanta como si la hubieran centrifugado en una lavadora, pero sin un rasguño) o las conversaciones con el gurú espiritual, que tiene toda la cara de Alfonso Arús (con pelo y perilla, eso sí).

EL MOMENTAZO: Sin duda, rozando la épica, el brote de ira del malvado demonio atrapado en el cuerpo de un carnero durante su exorcismo es el éxtasis de la película. "¡Me has engañado, ¡zorra de mierda!" y "¡Serás puta!" son las dos lindezas que el cabrito, porque no tiene otro nombre, le suelta a la protagonista en pleno apogeo.

domingo, 9 de agosto de 2009

Mierda enlatada

La secuela de las aventuras de Optimus Prime y sus colegas dejó bastante que desear, en la que fue la última sesión de El Partido de los Martes antes del mini parón veraniego.Un despliegue de efectos visuales que se queda cortito, a pesar de la irrupción en escena de Devastador y un gran puñado de escenas cómicas que, si ya en la primera película cantaban un poco, en esta directamente son para echarlas a arder para acortar un poco el excesivo metraje del filme.

Después de una primera hora más o menos pasable, la peli cae en picado en cuanto al Michael Bay le da por hacerse el gracioso inventándose robots chuflas. Si en la primera parte ya había uno que meaba, aquí está el que llora, el que sufre demencia senil (con su bastón y su barba metálica, lamentable) y hasta el que lleva los huevos colganderos. De pena...

No vamos, sin embargo, a castigar con dureza la tendencia al despropósito en esta saga porque, a fin de cuentas, cada una de las películas de la misma es una excusa para ver en pantalla grande a Megan Fox, la perraca que ha irrumpido con gran fuerza en nuestros... corazones, opositando con seriedad a ser incluidad en nuestro catálogo de musas.

EL MOMENTAZO: Nos tienta elegir como momentazo las carreritas por el desierto de Megan Fox(boing, boing!) por su aportación dramática a la trama... pero en lugar de eso nos quedamos con la primera escena de acción en la que autobots y soldados (que ahora son supercolegas) dan caza a un decepticon destruyendo media ciudad por el camino. Y manda cojones que en un peli que va de eso, de robots gigantes reventándose a hostias, la primera escena (ni diez minutos de las dos horacas y media que dura) sea lo único salvable...

viernes, 7 de agosto de 2009

Anda, dedícate a cantar...

Este nuevo Partido de los Martes, aunque parezca mentira, ha servido para algo. Obsesionada no hace sino reforzar nuestra opinión de que Beyoncè debe centrarse en cuerpo y alma, sobre todo en cuerpo, a su carrera musical. La historia de la película parece sacada de la parrilla de programación de Antena 3 de un sábado por la tarde: Beyoncè y su marido, un negraco con traje (¿porqué cuando vemos a un afroamericano bien vestido pensamos siempre en Foreman?) bien posicionado en el mundo de los negocios acaban de tener un precioso retoño sin rima al tiempo que en la oficina de él entra como sustituta una nueva secretaria, Ali Larter, que es un gran zorrón paranoico que acosará al colega hasta extremos insospechados.

La secretaria se monta una película mental de cojones y lo deja todo bien atadito para dejar al pobre muchacho de guarro, cuando un tío menos sátiro no lo hay... En medio de la pelea de gatas, el pobre Idris Elba (el negro en cuestión), cuyo papel no pasa del de auténtico hombre-florero (un rol que habitualmente corresponde a un pibón en el cine: ahí, rompiendo con los tópicos), cuya única misión es poner carita de preocupación y mostrar lo bien que le queda el traje...

EL MOMENTAZO: Beyoncé se las pega de tía guay y de madraza, pero en cuanto la rubia le toca al maromo le sale la tía chunga que lleva dentro y no deja títere con cabeza. En pleno intercambio de guantás con la secretaria, mami Beyoncé no muestra ni un ápice de piedad con la que intenta levantarle a su hombre y cuando ésta intenta escapar reptando ridículamente la engancha por el pie al grito de "¡trae aquí tu culo blanco, zorra!" para patearla a gusto. Mucha clase y mucho glamour, pero anda que tarda en aflorarle la anganga que vive en ella...

sábado, 18 de julio de 2009

Matizaciones veraniegas

Habrá comprobado nuestra audiencia, que es sabia y soberana, que desde hace algunas semanas la web anda algo descuidada y desactualizada.


Esto es debido a la reubicación laboral del 50% de la plantilla de la redacción de El Partido de los Martes, en nombre de la cual, les pedimos disculpas. Tenemos un par de críticas pendientes de publicación que serán aireadas lo más pronto posible.

También queremos asegurarles que haremos todo lo posible porque El Partido de los Martes conserve su esencia y cumpla con el máximo rigor posible sus plazos porque, ante todo, nos debemos a los lectores.

De nuevo disculpas, y que la Fuerza les acompañe.

jueves, 9 de julio de 2009

Me quiero tirar a mi compi de piso por la cara

Este título resumiría casi a la perfección este ‘nuevo’ Partido de los Martes. El genial Kevin Smith vuelve a la gran pantalla con ¿Hacemos una porno?, una película en la que sigue fiel a su estilo y en la que demuestra que bajo su apariencia freak es un romántico empedernido. Y para variar no salen Jay y Bob el Silencioso, un poco explotados ya, las cosas como son.

Zach y Miri, amigos de toda la vida, compañeros de piso y residentes en un remoto pueblo de un sitio donde hace mucho frío en EE.UU. deciden que, para poner fin a sus apuros económicos, la solución es rodar una peli porno y colgarla en internet. Ahí, en seco. Con un casting lleno de excéntricos –dos pornstars incluidas- comienza el rodaje, durante el cual los amigüitos se dan cuenta de que están enamorados el uno del otro, concretamente mientras ‘interpretan su guión’…

De hecho, sería la típica comedia romántica americana de no ser por las 825.345 veces (más o menos, tampoco las hemos contado) que la conversación deriva en pollas, coños y demás (nada raro tratándose de porno, obviamente), algo que no nos parece mal, aunque en ocasiones el guión se exceda y llegue hasta a desagradar (a mentes enfermas incluso). Mejor ni recordar el "incidente" que sufre uno de los protagonistas mientras otro se encarga de cegar al cíclope del deseo de una de las chicas...

EL MOMENTAZO: La peli es divertida pero no tiene momentos de gran descojone, lo que sí hay es frikismo, y mucho. Una de las escenas que dejan en evidencia el gran espíritu friki de Smith se produce cuando los protagonistas se deciden a grabar 'La guarra de las galaxias' y para ello se visten todos de protagonistas de Star Wars, blandiendo nabos de goma de colores como si de espadas láser se trataran... Si Kevin Smith se pasara a dirigir porno, seguro que una revisión del cásico sería su primera opción...

martes, 16 de junio de 2009

Pero que yo no estoy loca ¿eh?



Volvemos a experimentar la emoción de un auténtico Partido de los Martes con Presencias Extrañas, enésimo remake de película de terror asiática de esas que nunca nos defraudan. La peli, en principio, cuenta la historia de Anna, una chavalita que acaba de salir de un psiquiátrico tras superar (enseguía) la trágica muerte de su madre e investiga junto al pibón de su hermana lo mala malísima que parece ser la nueva churri de su padre. Y recalcamos lo de ‘en principio’ porque el argumento deriva por unos derroteros que, por el bien de nuestros lectores, no vamos a destripar y cuyo impredecible final la converten, qué caray y vamos a decirlo, en una buena película, en la que no faltan los sustitos, fantasmas y situaciones absurdas del género, claro.

Desde luego, no hay duda de que la muchacha vivía en una familia desestructurada, como para que no se le fuera la pinza... su padre, un sátiro; su madre, hasta espicharla, postrada en una cama y dando porculo con una campanita; su madrastra, además de ser la típica "quierocaertebienporcojones", enchufada todo el día a Don Palote, su vibrador, cuya aparición en la película es sencillamente sublime; y su hermana, además de ser un pibón, se pasa el día de fiesta y borracha hasta las trancas. Así cómo va a salir la chavala normal...


EL MOMENTAZO: Ana, recordemos, recién salida del psiquiátrico, quiere recuperar para la pared de la cocina de su casa una pizarra que le recuerda a su madre. Hasta ahí, bien, una cosa normal… lo que ya no es tan normal es que, para colocar una alcayata, se ponga a martillear la pared repetidas veces sin mirar, causando los consiguientes desconchones mientras su madrastra, claro, lo flipa… “Pero que no yo estoy loca, eh??”


Aclarar que si las fotos y enlaces que ilustran esta entrada sólo corresponden a niñas prepúberes en paños menores no es porque seamos unos sátiros pederastas, que también, sino que pensamos, fundamental y exclusivamente en nuestra audiencia.

miércoles, 3 de junio de 2009

A hostias en la pequeña Manhattan

Un elenco formado por nombres tan absurdos como Channing Tatum, Zulay Henao, Dito Montiel o Flaco Navaja no podía presagiar nada bueno... y, efectivamente, no nos equivocamos. Fighting, puños de asfalto es el título del último Partido de los Martes que nos deparó un sopor generalizado, sólo matizado por algunos cómicos momentos (por lo radicalmente absurdo de los mismos, no por ellos en sí) y por nuestra particular visionado del film una vez comprobado (a los dos minutos) de que no se avecinaba nada potable.

El topicazo americano del joven que se va a la gran ciudad a buscarse la vida, para acabar envuelto en peleas ilegales para sacarse unas perras está salpicado de escenas que nos hacen pensar firmemente que, tanto guionista como director, no deberían haber abandonado la medicación, si alguna vez la siguieron, aunque no hay que quitarles el mérito de conseguir sin esfuerzo aburrir soberanamente con un melodrama sobre la amistad cuando lo que la gente quiere son hostias, piñas y sangre en la pantalla. Tres peleas mal contadas, una ambientación neoyorquina que no se la creen ni ellos -los protagonistas se encuentran de casualidad por la calle, como si aquello fuese chiquitito, unas 20 veces en la película- y la extraña forma de vida de los protagonistas, que lo mismo se quedan sobaos en un parque porque no tienen dinero para una triste pensión que al plano siguiente se cuelan en la discoteca más molona del Bronx, es lo más que ofrece la peli.

Cabe destacar la figura de Harvey, entrenador/manager del protagonista y estereotipo del clásico perdedor de este tipo de películas: como él no pudo llegar a nada en el mundillo de las peleas callejeras (y lo recuerda con pena, como si partirse la boca con alguien en un callejón con 20 majaretas alrededor mirando fuera el summun... mira los angangos, que lo llevan haciendo toda la vida y encima de gratis) se dedica a tutelar al Channing Tatum y le enseña todo lo que hay que saber de la vida... pero no, tranquilos que no hay en Fighting ningún amago de mariconeo entre tutor y tutelado; el tío es tan pudoroso (o tan guarro, o tan raro en general) que ni siquiera se quita el pijama cuando se viste, y se va a la calle con el filito celeste del pantalón de franela bajo el vaqueros... la imagen de un triunfador, vamos.

Hay que reseñar también que es esta una película de secundarios: ningún colega del director se queda sin su minutito de gloria. La lista es bastante extensa, pero nos quedamos con la abuela de Zulay, una vieja demente que revienta a Shawn su primera gran oportunidad para pincharse a la chica echándole casi a patadas de su casa, y con Martínez, el antiguo rival de Harvey, el mentor del protagonista, con toda la cara de un vampiro malo de Buffy, y sus dos colegas moñas que aprovechan cualquier ocasión para cachondearse del bueno de Harvey. También destacan otro tipo de secundarios, o más bien gente que pasaba por allí, como el portero de una discoteca puteadísimo y con cara de "que acabe la mierda de plano este ya, joder, que tengo un frío del copón" mientras dos discuten a su rollo a unos metros, o una piba, con la cabeza entre las piernas, suponemos que borracha hasta las trancas, que se cruzan y que obvian como si tal cosa... ahí, solidarios...

El Momentazo: Shawn Mcarthur, el prota, va a casa de la camarera buenorra Zulay, con aviesas intenciones. Al llegar a la misma, ella se disculpa por una nota de desahucio que hace sospechar al nota que las cosas no van economicamente bien en casa de 'las Zulay'. El espectador desecha rápidamente esa idea cuando aparece en pantalla una pantallaca, valga la redundancia, de unas 500 pulgadas en el salón de la casa o cuando, minutos después, la piba investiga en su ordenador personal, a través de su internet de tarifa plana, el turbio pasado luchador de Shawn. No nos de coba, Zulay.

martes, 19 de mayo de 2009

A ver si nos cortamos las uñitas...

La factoría Marvel patrocinaba el último Partido de los Martes, que no fue otro que X-Men Orígenes: Lobezno. Lobezno, vamos. La que viene a ser la complicada historia de uno de los mejores personajes de la patrulla X (el más chulo y el más sobrado, desde luego), desde el descubrimiento de sus poderes cuando era aún un niño a cómo la perra vida le lleva a dejarse manipular geneticamente para poder llevar a cabo su venganza sobre aquellos que le han puteado.

Y los que más le han puteado no son otros que su propio hermano (secreto) Victor, alias Dientes de Sable, y el general Stryker, además de un puñado de mutantes sin carisma integrantes del escuadrón de la muerte nicaragüense que se monta el tal Stryker para hacer misioncitas por ahí. Todos los ingredientes, por tanto, apuntaban a una gran orgía de arañazos y poderes varios, pero el ritmo de la película se ve interrumpido por el Pasión de mutaciones que se monta el Logan (pelazo de actor de telenovelas incluído) con su piba, que más que a lobezna tira para zorra directamente. Aún así, no faltan peleas, explosiones y poderes varios, claro. Pero Lobezno no llega, ni de lejos, al nivel friki-fiel y entretenido de las otras X-Men, pero ni de coña.

Obviando alguna que otra patada al comic original, con la intención de llevar al extremo la historia de la película nos encontramos con que la misteriosa isla donde el ejército encierra a los mutantes, y a dónde sólo sabe llegar Gambito, en avioneta y entre una espesa bruma resulta estar conectada con tierra firme por una autovía de cuatro carriles para cada sentido por la cual llegan los bomberos del término municipal más cercano en los momentos finales de la peli. Hombre, un poquito de por favor... (Aportación, esta última, de MBA)

EL MOMENTAZO: Lobezno y Gambito se enfrascan en una espectacular pelea: tras mandar al chaval lejos de una hostia, Logan descubre que su archienemigo/hermano Víctor anda por allí y todo su interés ya se centra en él; así que cuando Gambito regresa, clamando venganza, Lobezno, que ya no tiene el chichi pa farolillos, se limita a dejarlo seco de un revés sin tan siquiera volverse. Chaval, que están jugando los mayores...

domingo, 10 de mayo de 2009

Tú a Oxford y yo a (Amaia) Salamanca

La redacción de El Partido de los Martes está del lado del cine español, y nuestra tercera incursión en el cine patrio (tras Tres Días y Santos) no ha podido tener mejores resultados. Fuga de cerebros aúna todos los topicazos de las nuevas comedias norteamericanas: frikazos, pibones y situaciones rallando lo escatológico en torno a un tema principal: lo que viener a ser el sexo. Y esto que, a priori, podría augurar un bodrio de película cutre, zafia y sin estilo, acaba resultando una hora y media larga de carcajadas gracias al componente cañí que aportan los actores. Obviando los protagonistas, la terna de secundarios televisivos de Fuga de cerebros hacen que cada aparición suya sea un auténtico descojone. Todos lo bordan, pero hay que destacar el descubrimiento del mismísimo Chikilicuatre como el padre ciego del colega invidente del protagonista, empeñado en ser autosuficiente por cojones. Sembrao.

Párrafo aparte merece la protagonista, Amaia Salamanca, por cuya anatomía el director de la película demuestra absoluta devoción en una secuencia cercana a los tres minutos que todo espectador masculino y/o lesbiano agradecerá sobremanera, y hasta ahí podemos leer...

La historia de la peli es, ya decimos, una pamplina bien grande. Cinco colegas (un ciego, un gitano camello, un paralítico, un marica de tapadillo y el prota, gran fracasado pagafantas) falsifican sus notas de selectividad para ir a Oxford en busca de Amaia, de quien el prota está enamorado desde que era un zagalillo. Desde que llegan, empiezan a liarla parda a base de profanar cadáveres, garrafas de amor propio, distribución de drogas duras, lluvias doradas, etc... incluso tienen tiempo para arruinarle la vida al clásico tío guay de la Universidad, que pasa de ser el capitán del equipo de atletismo a malvender todo lo que tiene para comprar pastillitas de la alegría...

EL MOMENTAZO: Uno de los puntos fuertes de Fuga de cerebros está en las frases míticas que largan sus protagonistas, todas relacionadas obviamente con el ánimo de cubrir a Amaia del protagonista. Así, después de que al fin haya un acercamiento entre los chavales, sus colegas, totalmente emocionados (como puede apreciarse en la imagen, correspondiente al momento en cuestión) le animan lanzando al aire un eufórico "este ya tiene media polla dentro". Ni Góngora hubiera lo definido mejor...

miércoles, 29 de abril de 2009

Momentazos musicales

Por primera vez (perdón por el silencio) y sin que sirva de precedente, un remix:

Tarantinorrrrrrrrrrrrr



Eclectic Method - The Tarantino Mixtape

martes, 28 de abril de 2009

Qué numerito...

En El Partido de los Martes tenemos algunos imprescindibles; los que nunca nos fallan ni nos decepcionan, y Nicolas y su pelazo están entre ellos. Señales del futuro (Knowing de título original, ahí la llevas) es una de tantas películas acerca del fin de la Humanidad, como castigo por todas las perrerías que el ser humano le ha hecho al planeta desde que Adán le toco la tetilla a Eva...

Obviando la indigna presencia en pantalla del oscarizado Nicolas, inmerso de lleno en la moda de afrontar su más que incipiente calvicie alargando su escaso cuero cabelludo hacia atrás, cual jovenzuelo, le película ofrece una teoría fascinantemente absurda acerca de la destrucción del planeta. John Koestler (Nicolas Cage), afamado profesor universitario, observa en una secuencia de números escrita por una inocente niñita hace 50 años, las fechas y coordenadas de grandes tragedias resueltas con numerosas víctimas. John llega a esta complicada teoría ciego de whisky (superando el reciente fallecimiento de su esposa), empezando a contar donde le da la gana y dejando números entre medio porque, directamente, no le valen. No contento con ello, descifra con gran astucia, que las últimos accidentes van a ocurrir allí donde vaya él, tócate los cojones.


EL MOMENTAZO: Nicolas, metidísimo en la causa del fin del mundo, descubre que las coordenadas del último desastre quedaron grabadas en la puerta del colegio en el que estudiaba la niña de los numeritos medio siglo antes (siguiendo las indicaciones de una viejuna con el coco ido de más de cien años, hay que tener valor). Ni corto ni perezoso, se planta en el citado colegio para mangar una puerta ("¿¿cuál será?? No sé...me llevo esta misma") y entregarse al rasca y gana en su garaje mientras el mundo se destruye. Pero él tranquilo, a lo suyo, con dos cojones...

viernes, 17 de abril de 2009

Kame...hame...JARRRRRRLLLL

Están, queridos lectores, a punto de leer la más feroz, ácida y dura crítica (de ahí la extensión) salida de la redacción de El Partido de los Martes. Dragonball Evolution. Mucho nos temíamos, con los primero spoilers, que la película no iba a ser del todo de nuestro agrado, como suele ocurrir cuando se adapta a la gran pantalla una serie o cómic de culto que ha marcado la infancia y adolescencia de toda una generación. Lo que no esperábamos en absoluto es la atrocidad perpetrada por James Wong, Ben Ramsey y compañía que, literalmente, han prendido fuego a los 211 números del mejor cómic manga de los 90 para, con las cenizas, hacer una bazofia de proporciones bíblicas. Lo mínimo que se le puede pedir a una adaptación cinematográfica es cierto rigor a la hora de plasmar en pantalla la idea original. Pues ni cierto, ni rigor, ni nada.

La historia de la película en sí, la clásica lucha entre el bien y el mal, va taladrando el cerebro de cualquier Gokumaníaco a medida que avanza el metraje. Un resumen: Goku vive con su abuelo Gohan, que le instruye en las artes marciales (hasta ahí, de maravilla). En el instituto (????) Goku conoce a Chi Chi, que guarda su habilidad para la lucha (????) en secreto, como el protagonista. El día de su 18 cumpleaños, Goku inicia la búsqueda de las Bolas de Dragón junto con Bulma (bueno, vale) para evitar que Piccolo, que lleva armadura y es ayudado por Mai (sí, Mai, la ayudante de Pilaf) las recopile antes. Para ello contarán con la ayuda del Maestro Roshi y de Yamcha, cuyo parecido con los personajes originales sólo se encuentran en la enferma mente de los anteriormente mencionados director y guionista.

El remate a una película que, obviando la vejación anal a la que ha sido sometida la idea original de Akira Toriyama, aburre lo que es una barbaridad, llega cuando Goku se transforma en el Oozaru. Lo que debería ser esto, un mono gigante con una capacidad de destrucción acojonantes, se queda en un bichejo que no llega a los tres metros, paecharlo, y que para colmo conserva el uniforme y no tiene rabo (no es que nos gusten los rabos, pero es que es su punto débil, ¡copón!).

Y si no hay calificativos (despectivos) suficientes para hablar del guión de esta patraña de película, qué decir de los 'efectos especiales'. ¿Cómo es posible, en nombre de Dende, que en pleno 2009 se haga semejante bazofia? ¿Es un homenaje a los tristemente desparecidos Power Rangers? Todo en esta puta mierda es JODIDAMENTE CUTRE. El radar del Dragón tiene toda la pinta de una GameBoy falsa de esas antiguas en las que sólo se podía jugar al Tetris... El maquillaje de Piccolo parecen haberlo hecho con plastilina (como sacado de un Celebrities de Muchachada Nui), el Donkey Kong de la SuperNintendo estaba mejor hecho que el Oozaru y ya lo de las ondas ki... ver a los protagonistas tirarse lucecitas de colores es ya para volverse loco, hasta las ráfagas de los juegos de PS2 están mucho más conseguidas. Los resoplidos y los "vaya tela" en la sala que seguían a cada demostración lo dicen todo. Vamos, que los FX dejan al Star Wars turco a la altura de Matrix Revolutions, por lo menos.

EL MOMENTAZO: Las conversaciones no se iban a quedar atrás en el cutrerío general de la peli, claro. Y Chi Chi, cuyo mayor mérito es llevar las mamellas apretadas a más no poder, se encarga de dejar claro qué tipo de personaje va a interpretar (chinita zorrona buenorra que se hace la dura pero que al final se acaba calzando el protagonista) en una de sus primeras intervenciones, soltándole a Goku sin venir a cuento un "no te creas que porque me llame Chi Chi soy tonta". ¿¿Pero que sinsentido es este??

Todo en esta película apesta. PUTA MIERDA. Y ya está.

lunes, 13 de abril de 2009

Rollazo de primavera

Street Fighter, la leyenda de Chun-Li. Sugerente nombre para un nuevo Partido de los Martes, y más teniendo en cuenta que los que esto suscriben se han dejado las huellas dactilares y parte de las retinas durante años haciendo hadoukens a cascoporro en consolas de 8 y 16 bits. Pero amigos, descubrimos con estupor que los genocidas que han usurpado el nombre de esta legendaria saga de lucha no han hecho más que coger un cartucho de ese mítico juego, tirarlo al suelo, pisotearlo y vaciar sus esfínteres sobre él.


El argumento, sin ningún sentido, da el protagonismo a Chun-Li (Kristin Kreuk), uno de los cuatro personajes que la película mantiene en común con el juego. El resto son Mr. Bison (sin el clásico traje rojo y la gorrita, rubio y con perilla), Balrog (que deja de ser un boxeador alto y más bien canijo para ser una mole a lo Shaquille O’Neal…al menos sigue siendo negro) y Vega (que aquí no es español, es chino, con dos cojones). Dicen que las comparaciones son odiosas, pero aquí lo único realmente odioso es el truño que nos han colado bajo el nombre de Street Fighter. En la primera película rodada sobre el juego se quiso caracterizar tan fielmente a los personajes que se llegó al absurdo, caso evidente de Blanka (para los no avezados en el juego, un bicho verde con una melenaca naranja… un cruce entre Alaska y el Increíble Hulk, vamos) pero es que en esta ocasión han decidido, literalmente, pasarse por el forro de los cojones al reparto original del juego. Y del argumento, ni hablar. Si le hubieran llamado ‘Hostias en Bangkok’ y la protagonista en vez de Chun-Li se llamara Pepa, ni al más friki se le ocurría un paralelismo entre esta mierda de peli y el juego en cuestión. Pa matarlos, vamos.

Mención especial merece la sobreactuadísima aparición de Chris Klein (uno de los individuos de American Pie), hipermotivado en cada uno de sus planos ante la nada despreciable presencia de Moon Bloodgood, probablemente lo único bueno de la película.

El momentazo: Y es que Street Fighter por no tener, no tiene ni momentazo, de ahí que destaquemos la cutrísima idea de dios sabe quién de utilizar a actrices chinas para representar a Chun-Li en su infancia y adolescencia y a Kristin Kreuk (CANADIENSE) en el grueso de la película...

martes, 24 de marzo de 2009

Un añito


Un añito y poco. Muchas pamplinas y una promesa.
Cumpliremos al menos otro año más.

lunes, 23 de marzo de 2009

Yoquesssé


La clásica y épica batalla entre vampiros y licántropos (¿?) llega al Partido de los Martes. Underworld 3 es la secuela (o precuela, o algo así) de las películas protagonizadas por Kate Beckinsale y viene a intentar explicar el coraje enconao que se tienen vampiros y hombres lobo, que al parecer es que no se pueden ni ver. En esta ocasión, en protagonismo recae en Rhona Mitra, que aspira seriamente a convertirse en gran musa de esta humilde web, y en un licántropo chalao, Lucian, que no hace más que poner cara de loco. Los licántropos, que estaban esclavizados, se mosquean y se rebelan y ahí comienza el festival de los muñecos de trapo y los chorreones de sangre, no tanto como para causar vergüenza ajena, pero casi.

La peli gana enteros cuando sale a escena el que identificamos como 'licántropo de Cadi', que protagoniza las mejores intervenciones del film, respondiendo con un tipiquísimo '(Quillo) yo que sé' de la Viña a la pregunta 'Santo cielo, ¿quién es ese?' de un compañero y suponemos que amigo licántropo cuando Lucian es trasladado a las mazmorras del castillo vampiril.

El momentazo: Más que un momento concreto, nos llamó la atención la poco cuidada caracterización de unos efímeros personajes de la peli. El padre de Rhona Mitra, jefe de los vampiros y con toda la cara de Arjen Robben, va a recibir a los nobles mortales para ofrecerles protección a cambio de sus tierras. Pues bien, los nobles son pa verlos. Envueltos en mugrientos harapos, creemos que si les tiran un euro de chocolate al suelo y se lían a puñaladas por él...

lunes, 16 de marzo de 2009

Superbabetazo

Retomamos El Partido de los Martes con la siguiente producción de Zack Snyder tras el espectáculo visual de 300. Watchmen está basada en un cómic británico de mitad de los 80 en el que superhéroes del pasado y del presente deben evitar una posible guerra nuclear entre EE.UU. y la U.R.S.S. (Wikipedia dixit). La película no puede ser más fiel.

Es de alabar la labor del director que, quitando unos momentos de 'vamos a rallar al personal' en, por ejemplo, Marte, del Dr. Manhattan, las casi tres horas de metraje no se hacen pesadas en ningún momento gracias también a una banda sonora más que recomendable y muy acorde al periodo histórico que abarca Watchmen. De éstos, es muy destacable el cansino de Walter Kovacs / Rorschach ("No estoy encerrado aquí con vosotros, vosotros estais aquí encerrados conmigo", grande) y, por supuesto, Laurie Jupiter / Espectro de Seda 'Jr.'(Malin Akerman) que demuestra sus dotes interpretativas en El Momentazo que posteriormente relataremos.

La película realmente destaca cuando los héroes, especialmente el Dr. Manhattan, dan rienda suelta a su mala leche y el tipo azul se pone a desmaterializar gente ahí a cascoporro. Pero por desgracia, estos momentos son los menos y el tal Manhattan, que puede hacer lo que le de la gana (multiplicarse, hacer reventar gente, teletransportarse, HACER REVENTAR GENTE!!) prefiere soltar un babetazo acerca de lo perra que es la vida en lugar de vacilar de superpoderes, que hubiera sido lo suyo. En sus conversaciones se refleja el conflicto interno del Dr., que por sus habilidades se está alejando de la realidad al tiempo que lidera pero también rivaliza con el resto de los Watchmen, al ser el único con auténticos superpoderes y bla, bla, bla... Menos hablar y más desmaterializar, copón!

El momentazo: Buho Nocturno 'Jr.' y Espectro de Seda 'Jr.', después de un intento fallido horas antes, dan rienda suelta a su amor en las entrañas de la nave de patrulla de los Watchmen, alumbrados por una luna llena en todo su esplendor y acompañados musicalmente por un tema de 1984 y que resume a la perfección la vida sexual de Buho Nocturno en los últimos años...

lunes, 9 de marzo de 2009

Más vale nunca que tarde

Redefinimos el refrán para titular la crítica de La semilla del Mal, de título original The Unborn, y cuyo cartel americano es mucho mejor que el español (dónde va a parar) y por eso ilustra esta entrada... podríamos haber dejado sin ver esta película que, sí, intenta ser un Partido de los Martes con su piba buenorra (Odette Justman) en braguitas en varias escenas porque sí; con un guión sin pies ni cabeza que narra la historia del turbio pasado de la joven, que descubre como una serie de misteriosos sucesos tiene relación con un hermano no nato (¡TOMA YA!) y con sus escenas de susto que no asustan a nadie.

Son muchas y absurdas las escenas innecesarias de la peli, entre perros con la cabeza del revés, niños fúnebres atropellados y rabinos judíos acojonados (¿¿qué haces aquí, Gary Oldman??), pero una que se lleva la palma y que a punto estuvo de convertirse en el momentazo fue en la que la protagonista y su novio van a rescatar a su amiga del niño fúnebre poseído. Mientras la chiquilla agonizaba, sus 'amigos' buscan una manera de entrar en la casa y el pobre chico se ve obligado a atravesar a lo bestia una puerta de cristal (ya es casualidad también) y, tras quedar hecho polvo en el suelo a lo John McClain, tiene que aguantar que su novia le suelte "venga hombre, levántate ya y vamos". Cruza un cristal con los morros y me lo cuentas, hija de...

El momentazo: La joven protagonista, atormentada por una extraña mancha en el ojo, acude al oftalmólogo, también conocido como oculista, para ver de qué se trata. Este, tras los pertinentes análisis, le responde más o menos tal que así: 'Estoy desconcertado, será mejor que acuda a un especialista...'

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mil disculpas

FBA y DMR queremos pedir mil perdones a su fiel legión de seguidores por tan prolongado silencio. Cuestiones laborales, carnavalescas y gripales nos han tenido alejados de la redacción de El Partido de los Martes que, de inmediato, volverá a ponerse en marcha.


En breve, la crítica pendiente de La Semilla del Mal, y nuevas y apasionantes películas en cartelera...

lunes, 19 de enero de 2009

Fuí a ver mangueras y acabé mordisqueada en una escalera



Nuevo remake de terror para El Partido de los Martes. Para el que haya visto REC (caso de un servidor, DMR) Quarantine no es más que un absoluto calco del original, plano a plano y frase a frase. Para ser justos, pongamos que no existe REC. En ese caso, Quarentine es una peli que al menos entretiene y que consigue agobiar a base de planos de cámara al hombro y que aporta además su poquito de casquería y bichos pegando gritos, como tiene que ser.

La historia, la conocida. Una (golfa) periodista se va con un cámara a pasar una noche con los bomberos para conocer a fondo las mangueras del Cuerpo y acaba encerrada en un edificio de frikis con gente que se come a otra gente. Lo poco que cambia respecto a REC (y ahí está su fallo) es que no explica nada de lo que pasa, y al final no se sabe por qué cojones a la gente le da por babear y papearse a los demás asín por las buenas.

A destacar el elenco de personajazos que viven en el edificio en cuestión antes mencionados, donde no hay nadie normal; un asaltacunas, un veterinario motivado, una pareja de africanos que no entiende absolutamente nada, un alcohólico neurótico... componen esta pandilla que hacen de la trágica situación más polémica aún cuando empiezan a echar sus mierdas sobre sus convecinos.

El momentazo: Como ocurriera de forma parecida en Las Ruinas, hay un momento gracioso en la película, cuando una pequeña y candorosa niña es sospechosa de ser el foco del maléfico virus. Lejos de usar la mano izquierda o la comprensión debida para con los peques, todos los vecinos montan en cólera acojonando a la inocente chiquilla.

miércoles, 7 de enero de 2009

La fórmula del fracaso: Cruz y Raya+Sin City=The Spirit


Prometía mucho el último partido de 2008. Tiros, estética a lo
Sin City y grandes pibas para despedir el año, un plan perfecto. Sin embargo, las expectativas no se cumplieron y nos encontramos con un jodido disparate en blanco y negro (y rojo) en el que el término sobreactuar cobra un nuevo sentido. Vamos, que si en los créditos en vez de poner dirigida por Frank Miller pone Cruz y Raya nadie se sorprendería, porque el tufillo a parodia chunga y cutre de Sin City no se lo quita nadie...el pobre Will Eisner debe estar revolviéndose en su tumba.

The Spirit cuenta la historia de un héroe encoñado con su ciudad y que tiene en Octopus (Samuel L. Jackson) a su archienemigo. Entre tunda y tunda con Octopus y sus secuaces (unos frikis clónicos que entre todos no suman medio cerebro), The Spirit, que es un héroe pero no es carajote, aprovecha para tirarse a todo lo que se mueve. Y el niño, que no es tonto, se las ve ni más ni menos que con Eva Mendes, Paz Vega, Scarlett Johansson...sí, con esta, con esta y a esta no le mete mano pero también sale. Joder, es que hasta la representación de la muerte (Jaime King) está tela de buena.



El Momentazo: Obviando las secuencias en las que aparecen los tres pibones mencionados arriba, una frase de lo más absurdo protagoniza el momentazo de The Spirit el cual, despojado de su habitual vestimenta tras un ataque, reclama que le restituyan el mismo tal que así:

- ¡Que alguien me traiga una corbata y, por Dios, que sea roja!


Cutre, ¿eh? pues fue de lo mejor de la pelicula...

viernes, 2 de enero de 2009

Ultimatum!

Si algo nos deja claro Ultimatum a la tierra, este remake de una peli de los años 50, es que el inexpresivo rostro de Keanu Reeves, tras más que aceptables películas como Le Llaman Bodhi o Speed, se ha amoldado en exceso a su papel de Neo en Matrix y ya el nota no mueve ni un músculo del careto ni aunque le estén matando a pelliscos.

El resumen rapidito de la peli es que Klaatu (Keanu Reeves) viene a la Tierra para advertir a los humanos de que han sido muy malitos y que el planeta se va a ir a por tabaco por su culpa, porque se lo dieron nuevo del paquete y lo están dejando hecho unos zorros... En definitiva el argumento no es más que esto:


-Klaatu: Hola, soy Neo y vengo a destruir a la humanidad, por cabrones.
-La piba: Mmmm, bueno...pero....mmmm...mejor no, no?
-Klaatu otra vez: Ahh, mmm....bueno....ahm....vale, pues me vuelvo a mi planeta.

Ya ya está. 103 minutos para esto, tócate los cojones Mariloli. Ni la agradable presencia en pantalla de Jennifer Connelly le da vidilla a un film que unicamente nos deparó un momento descojone total, con la aparición de...GORT!!!!!!!!

EL MOMENTAZO: Klaatu no viaja solo a la tierra en sus canicas gigantes. El tío se trae un mostrenco metálico que le sirve de protector y que se enfrenta al ejército americano cuando, siguiendo la tradición del país, se lía a disparar a los visitantes antes de saber si vienen en son de paz o a tocar la moral. Ese robot es...GORT!!!! Ese es el nombre que le ponen los científicos que lo investigan, justificándose de manera absurda en unas siglas para ocultar que le han puesto ese nombre porque mola, y mucho. GORT GORT GORT!!!! Es la ostia... aunque no lo es tanto para los científicos y la humanidad en general cuando GORT se convierte en unos bichitos que se lo comen todo a su paso...