domingo, 23 de mayo de 2010

¿¿Dónde está la daga, Tamina??

Regresó el Partido de los Martes en los albores del verano y lo hizo con una adaptación (otra más) de un videojuego a la gran pantalla: Prince of Persia. Las Arenas del Desierto.

Para los que no hayan jugado a este mítico juego de plataformas no les resultará difícil entender una película cuyo único objetivo es hacer caja haciendo pasar un buen rato. No creemos que vaya a lograr ninguno de los dos objetivos...


Un príncipe 'bastardo' enfrentado al celo de sus hermanos, un pibón porculero para motivar un sainete sentimentaloide, y unos escenarios más propios del Assassin's Creed que del propio Príncipe de Persia condimentan una historia en la que Dastan (Jake Gyllenhaal) quiere tratar de arreglar la muerte del rey de Persia con una misteriosa daga con el poder de viajar en el tiempo, pero sin Delorian.

Crítica 2.0 by DMR. Como peli de aventuras tiene un pase, pero la mano de Disney se nota demasiado (aunque no se masacre a ningún judío, quizás en la versión extendida en DVD) y en determinados momentos parece que los caballos y los avestruces se van a poner a cantar y a bailar, todo muy bufonesco. Especialmente ridículo es el personaje que cría avestruces (¡los verdaderos protagonistas de la película! ¡y uno lleva un gorro!) que se marca unos rollos en favor del pequeño empresario que no vienen a cuento ni de coña.

Precisamente esa es otra de las cosas curiosas de la peli (quizás también del juego), el utilizar la peli para exponer situaciones actuales pero con la habilidad de un niño de tres años. Sólo hay que ver el argumento: los persas atacan la ciudad en la que guardan la daga argumentando que están fabricando armas (de destrucción masivarrrll???) y una vez conquistan el sitio se quedan, con dos cojones, para conseguir las arenas del tiempo
(petroleeorrrr??!!) porque allí de armas na de na, ¿¿¿a nadie le suena???

miércoles, 19 de mayo de 2010

El regreso de lo inevitable




Hemos permanecido demasiado tiempo callados... muchos han sido los que se han librado de nuestra mirada crítica, nuestro desprecio, nuestra saña... pero eso se ha terminado.







Vuelve el Partido de los Martes,
con más odio que nunca