domingo, 22 de agosto de 2010

Si Mr. T levantara la cabeza...

... se inflaría a repartir hostias a Joe Carnahan y toda la pandilla responsable de El equipo A.

En esa manía hollywoodiense de versionar clasicazos de los años 80 (sólo hay que ver la parodia de El coche fantástico, ahora en televisión, o la destrucción literal y absoluta de Bola de Dragón en el cine), le ha tocado el turno a esos 'cuatro de los mejores hombres del ejército de los Estados Unidos, encarcelados por un crimen que no cometieron' y que la liaban parda encerrados en un garaje para escapar de la policía o putear a una banda de maleantes que atormentaba a un amable tendero de Whiteriver, Arizona.



Nada más lejos de la realidad de la serie que lo petaba en las mañanas de Antena 3, la película transforma a los protagonistas en ex combatientes de la Guerra de Irak en lugar de Vietnam, alejándolos de sus roles de antaño, salvando a Murdock, cuya locura es igual o superior que en la serie.

Una trampa tendida entre la CIA y un mando del ejército estadounidense para acusar injustamente a una pandilla, pibón mediante, que tendrá que limpiar su nombre a base de tiros sirve de excusa para esta parodia que vuelve a quebrar los recuerdos de quienes soñamos con conducir un cochazo y llevarnos a las pibas de calle o fumar puros vestidos de dinosaurio.

Y es que, si Hannibal Smith no se pone un mal disfraz en toda la película; si M.A. Baracus no tiene mal carácter ni lleva un mísero colgante del Gran Poder; y si Templetton Peck, Fénix, no se sube en un Corvette en un sólo plano, que me digan a mí qué tienen que ver con el Equipo A... ¿La furgoneta? Pues ni eso.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Mil y un usos de un intestino delgado

Con ese sugerente nombre, es bastante comprensible que Zombies nazis opositase seriamente a convertirse en un más que claro Partido de los Martes aún en estasfechas estivales.


De las tórridas temperaturas andaluzas nos trasladamos a un helado paraje escandinavo (con todo lo que ello implica) donde una pandilla de simpáticos estudiantes de medicina van a pasar un fin de semana; concretamente a una pequeña cabaña perdida donde Cristo dio las tres voces... Cristo o Adolfo Hitler, y es que resulta que la zona de marras fue un importante área de influencia de un batallón nazi cuyos restos vivientes siguen martirizando a los valientes que osen poner un pie en 'su' nieve.


Mezcla de gore, mezcla de humor, la película (entendiendo como tal a partir del momento en que los zombies empiezan a repartir bocaos) tiene situaciones absolutamente surrealistas, acordes a la curradísima trama argumental (...). Dignos de mención tanto la afición del director, Tommy Wirkola, por los intestinos delgados, como la transformación de uno de los personajes, de un sensible estudiante de medicina al que le da fatiguita la sangre, a un maldito carnicero que no duda en amputarse miembros para sobrevivir a la barbarie.



De la muerte de Jenny Skavlan, el pibón de la película, ni hablamos.

Tenéis que verla.

martes, 15 de junio de 2010

Peor que una Legionella

Una búsqueda en Google Imágenes de la palabra 'legión' es más coherente que la película. Así de radical y así de duro comenzamos nuestro análisis de una película perfectamente acoplada a la definición de El Partido de los Martes.


Tiros, medio zombies, un par de pibas de buen ver(Adrianne Palicki y Willa Holland) , secundarios de lujo (en este caso Dennis Quaid, en, probablemente, el papelón de su carrera) y una historia infumable, a saber: Dios se ha cansado de la raza humana y manda a sus ángeles, Gabriel y Miguel, ataviados cuales centuriones romanos, a acabar con un bebé a punto de nacer, última esperanza para salvar a la humanidad, pero Miguel, que es un sentimental, se corta las alas y se pasa al bando humano.

A partir de ahi: viejas neuróticas ávidas de sangre ('Todos vais a morir, cabrones'), heladeros fúnebres, negratas solidarios, y escenas que intentan llegar al gore sin lograrlo, pero procurando el descojone en alguna que otra secuencia.



domingo, 23 de mayo de 2010

¿¿Dónde está la daga, Tamina??

Regresó el Partido de los Martes en los albores del verano y lo hizo con una adaptación (otra más) de un videojuego a la gran pantalla: Prince of Persia. Las Arenas del Desierto.

Para los que no hayan jugado a este mítico juego de plataformas no les resultará difícil entender una película cuyo único objetivo es hacer caja haciendo pasar un buen rato. No creemos que vaya a lograr ninguno de los dos objetivos...


Un príncipe 'bastardo' enfrentado al celo de sus hermanos, un pibón porculero para motivar un sainete sentimentaloide, y unos escenarios más propios del Assassin's Creed que del propio Príncipe de Persia condimentan una historia en la que Dastan (Jake Gyllenhaal) quiere tratar de arreglar la muerte del rey de Persia con una misteriosa daga con el poder de viajar en el tiempo, pero sin Delorian.

Crítica 2.0 by DMR. Como peli de aventuras tiene un pase, pero la mano de Disney se nota demasiado (aunque no se masacre a ningún judío, quizás en la versión extendida en DVD) y en determinados momentos parece que los caballos y los avestruces se van a poner a cantar y a bailar, todo muy bufonesco. Especialmente ridículo es el personaje que cría avestruces (¡los verdaderos protagonistas de la película! ¡y uno lleva un gorro!) que se marca unos rollos en favor del pequeño empresario que no vienen a cuento ni de coña.

Precisamente esa es otra de las cosas curiosas de la peli (quizás también del juego), el utilizar la peli para exponer situaciones actuales pero con la habilidad de un niño de tres años. Sólo hay que ver el argumento: los persas atacan la ciudad en la que guardan la daga argumentando que están fabricando armas (de destrucción masivarrrll???) y una vez conquistan el sitio se quedan, con dos cojones, para conseguir las arenas del tiempo
(petroleeorrrr??!!) porque allí de armas na de na, ¿¿¿a nadie le suena???

miércoles, 19 de mayo de 2010

El regreso de lo inevitable




Hemos permanecido demasiado tiempo callados... muchos han sido los que se han librado de nuestra mirada crítica, nuestro desprecio, nuestra saña... pero eso se ha terminado.







Vuelve el Partido de los Martes,
con más odio que nunca