miércoles, 18 de agosto de 2010

Mil y un usos de un intestino delgado

Con ese sugerente nombre, es bastante comprensible que Zombies nazis opositase seriamente a convertirse en un más que claro Partido de los Martes aún en estasfechas estivales.


De las tórridas temperaturas andaluzas nos trasladamos a un helado paraje escandinavo (con todo lo que ello implica) donde una pandilla de simpáticos estudiantes de medicina van a pasar un fin de semana; concretamente a una pequeña cabaña perdida donde Cristo dio las tres voces... Cristo o Adolfo Hitler, y es que resulta que la zona de marras fue un importante área de influencia de un batallón nazi cuyos restos vivientes siguen martirizando a los valientes que osen poner un pie en 'su' nieve.


Mezcla de gore, mezcla de humor, la película (entendiendo como tal a partir del momento en que los zombies empiezan a repartir bocaos) tiene situaciones absolutamente surrealistas, acordes a la curradísima trama argumental (...). Dignos de mención tanto la afición del director, Tommy Wirkola, por los intestinos delgados, como la transformación de uno de los personajes, de un sensible estudiante de medicina al que le da fatiguita la sangre, a un maldito carnicero que no duda en amputarse miembros para sobrevivir a la barbarie.



De la muerte de Jenny Skavlan, el pibón de la película, ni hablamos.

Tenéis que verla.

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