miércoles, 23 de abril de 2008

¡Iaputa, deja ar chavá!


Retratos del mas allá es una más que cutre versión de una película asiática en la que sólo destacan el pibón protagonista, Rachael Taylor, (quizá un poco sobrada de chorla), los piboncillos/putillas japonesas que circulan en torno al protagonista masculino, y la aparición 'esterlar' de James Kyson Lee (Ando, en Héroes). La historia, una paraonia china, como no podía ser de otra manera. Una tal Megumi, despechada por la indiferencia de Benjamin Shaw (Joshua Jackson) en el pasado, regresa de entre los muertos para advertir a la piba protagonista, nueva esposa del malvado Ben, de que su marido es un prenda.

Como en líneas generales es una mierda, a nadie le importará que destripe parte del final, algo necesario para comentar alguna de las escenas más chorras de la peli. Y es que ésta pasa de ser una aburridilla película de chinos más a completo despropósito cuando a la Megumi se le va la olla y empieza a aparecer por cada esquina al más puro estilo Celebrities, enganchándose al Ben como un perrillo en celo. Además la chiquilla, que no es demasiado sutil, no se le ocurre otra cosa para conquistar al fotógrafo que subirse a borricate encima suya, como se descubre en la descojonante escena final. Vamos, que mucho fantasma y mucha ostia, pero la Megumi lo que estaba es loca por un estacazo...

EL MOMENTAZO: El atormentado Ben, después de varias semanas de sucesos paranormales, despierta de una pesadilla empadado en sudor con un espeluznante grito al tiempo que su esposa, muy astuta ella, le pregunta: '¿Qué te pasa shiquillo?'

Momentazos Musicales



El genial arranque de una gran película de principios de los 90: Terminator 2.
El gobernador de California entra en pelota picada en un bar buscando ropita y transporte y, a su manera, lo consigue... (sin matar a nadie, que en esta parte ya es el bueno)

George Thorogood and the Destroyers - Bad To The Bone

jueves, 10 de abril de 2008

"A los cocodrilos les gusta el olor a perro"

El partido de los martes se jugó esta semana fuera de casa y además en jornada aplazada por lluvia. Tras varios sinsabores nos hemos reencontrado esta semana con una película que nos ha dado lo que nos prometía, es decir, bichos gigantes y vísceras a cascoporro, como debe ser: Rogue, el territorio de la bestia.

Obviando numerosos planos paisajísticos innecesarios (todos sabemos cómo es Australia, que de chicos no nos perdíamos ni un capítulo de Mofli) la película nos aporta gran cantidad de secuencias sin sentido, a saber:
-El sieso del protagonista prefiere conservar 3 dólares de saldo de su Motorola antes que intentar pedir ayuda cuando el barco encalla en la isla. Una isla por cierto en la que las mareas suben de una forma acojonante.
-El barco es el barco del mal rollo, con una tripulación de frikis de esos que sacaba Cárdenas hace la tira de años en Crónicas Marcianas. Están el bigote con cara de palo que va a tirar las cenizas de su mujer; la neurótica gafotas y su marido el chulito; la familia con la madre enferma (qué mejor para recuperarse que escapar de las fauces de un cocodrilo gigante); la gorda loca por una estaca; el fotógrafo excéntrico con toda la cara de Rooney o su primo el Koala; el periodista posturitas del protagonista; y por último la piloto, que decía tener 28 años (los cojones) y que se iba sacando respuestas absurdas de la manga a cada momento. Ah, y no olvidar a su perro Kevin, protagonista de EL MOMENTAZO de la peli.
-Llegando al final de la cinta, nos enseñan el coqueto pisito del cocodrilo, en el que guarda a sus presas aunque a veces no recuerda muy bien donde ("yo juraría que había dejado el cuerpo mutilado de la tía esta por aquí"). Ahí el periodista posturitas se hace el machote (siempre con la intención de clavarla como sea) y se empeña en rescatar a la piba moribunda, aprovechando la siestecita que el cocodrilo se echa después de una dura jornada de caza y un miolastán para relajarse...

EL MOMENTAZO: Amenazados por el bichardo y por las crecientes mareas, a los supervivientes se les ocurre tender una trampa al cocodrilo, pero claro, necesitaban un cebo. En ese momento todas las miradas se vuelven hacia el pobre Kevin, que se hace el loco hasta que el Koala recuerda que hay dos cadáveres de pato por ahí al lado y no hace falta ensañarse con el animalito (sublime secuencia recibida con aplausos entre el respetable). Menos mal que la piba no había dicho aún que "a los cocodrilos les gusta el olor a perro", que si no...


lunes, 7 de abril de 2008

Momentazos musicales




Melenones arriba y abajo en un coche de lo más cutre y, en un cassette no menos cutre, un clásico de la historia de la música. Es el inicio de
El Mundo de Wayne y el momentazo musical de la semana...

Queen - Bohemian Rapsody

miércoles, 2 de abril de 2008

Cómo violar analmente y sin vaselina a un peliculón

Esto ya es de masoquistas. Una cosa es ver pelis de esas de casquería y bichos gigantes, que aunque son cutres molan bastante. Pero lo que no es de recibo es pagar para ver la MIERDA HEDIONDA esta de Casi 300. Un mojón de poco más de una hora de duración que se mea en un peliculón como 300 y que rellena su minutaje con chistes sobre otras pelis o programas de moda en los Iueséi sin putísima gracia. Que si la Britney, que si la Paris Hilton, que si ahora sodomizo Transformers, que si me meto con el Operación Triunfo de allí... todo ello regado con una buena colección de chistes sobre gays y con la pobre desquiciada de la Carmen Electra meneando el culo por ahí. Esto es Casi 300, y todos los implicados en ella deberían morir y sufriendo mucho.

Da mucha pena además ver arrastrarse en la pantalla a la ex vigilante de la playa y al pobre
Kevin Sorbo, el televisivo Hércules, que pone punto y final de manera grotesca a su ya de por sí ridícula trayectoria ¿artística? Hay gente que no se da cuenta de cuándo es el momento adecuado para el suicidio, y así les va.

EL MOMENTAZO: Lo mejor de la pelicula es, sin duda, cuando acaba y por fin dejas de sufrir. A destacar, los guantazos que se lleva el hijo del Meónidas este(me niego a llamarle como al verdadero rey espartano) de su propio papá mientras mamá Electra suelta la chapa por ahí; y desde luego el único momento con gracia en todo el metraje, cuando la reina Electra empieza a comerle la oreja al Traidoro (¡¡¡¡qué original!!!! Imbéciles...) y éste, con los ojos clavados en el canalillo, sólo escucha algo así como "uuuusssss usuuss suusususussss". Como la vida misma.